Raúl no daba crédito, era imposible. Estaba a 2000 kilómetros de su casa y en ese inconmesurable estadio que es el Alianz Arena, allí en ese mismo momento, creía estar soñando. Tenía ante si a la mujer que más había amado.
2 años sin verse, sin hablarse, y sin olvidarse.
Laura, esa muchacha que conoció en aquella fiesta universitaria, y que se borró del mapa de su vida sin dar explicación alguna. Sabía que trabajaba en Berlín, y que se había casado, ¿pero qué hacía en Munich?
-Hola Ruli.
Solo hizo falta escuchar su voz y mirar a sus ojos, para saber que esa noche no dormiría solo. La crónica del partido, tendría que esperar.
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