Ayer hemos visitado unos amigos y yo el centro comercial Vallsur, donde se realizaban diversas catas organizadas por la Diputación de Valladolid y el Museo del Vino de Peñafiel.
Voy a contar un poco mis sensaciones:
El primer vino que hemos catado era un rosado de la Bodega Meóriga, dentro de la denominación Tierra de León. La variedad de uva utilizada era prieto picudo. Nos comentaba el bodeguero, que no estaba terminado, que lo habían embotellado directo del depósito, ya que era vendimia de este año y bajo la técnica del madreado.
El vino, con color fresa muy vivo, translúcido y capa glicérica fina. El aroma goloso, salen las frutas rojas típicas, fresa, regaliz rojo. En boca, termina convenciendo, de trago fácil, ligero, y con esa exaltación de fruta roja que se notaba ya en nariz, algo ácido pero gustoso y perdurante.
El 2º vino en catar ha sido un tinto de la Tierra de Castilla y León, de una bodega situada en Tudela de Duero, Bodegas Mento. El vino de variedad tempranillo 100% y con una crianza en barrica de pocos meses.
Este tinto, con un color rojo picota, que dejaba ver todavía su juventud, algo de tartratos en la copa, pero de color muy vivo. En nariz sorprende por la intensidad de sus aromas a fruta madura, y en segundo lugar sale la madera, con aromas a cacao y toffe. En boca es un vino potente pero equilibrado, sigue saliendo las frutas maduras junto con vainilla. Me ha sorprendido gratamente como perdura este vino en boca.
A pesar de no ser D.O., este vino no tiene nada que envidiar a muchos Riberas.
La 3ª cata no era un vino, si no un mosto fermentado. En este caso de mi querida variedad verdejo y de la bodega Yllera. Este "invento", que yo ya había tenido el gusto de probar en la vinoteca Señorita Malauva, me parece un acierto, y deseo que tenga éxito en el mercado.
El mosto fermentado al que han llamado Yllera 5.5, ya que su graduación alcohólica es esa, es de color oro brillante, muy limpio y translúcido, ligerisimo y con una pequeña aguja. En nariz se aprecia los aromas primarios típicos del verdejo, especialmente el plátano y manzana verde. Y en boca, es una delicia, dulce, pero sin llegar a empalagar (se toma bastante frío), se nota la aguja que da una sensación muy agradable en boca. También vuelven a salir la fruta de manera golosa.
El 4º vino que hemos degustado ha sido el Magnum Selección Especial de Dehesa de los Canónigos, dentro de la D.O. Ribera de Duero. Un tinto con 18 meses en barrica y en su mayoría de la variedad tinto fino.
El color granate con reflejos anaranjados y teja, nos dice lo evolucionado que está este vino, debido a su crianza. En nariz potente, con frutas pasas, maduras, unido a una madera que da sobretodo regalíz. En boca es un vino carnoso, bien estructurado, donde se vuelve a notar la fruta junto con especias. Al final, en la retronasal nos recuerda otra vez el regalíz.
El 5º y último vino de la cata ha sido un tinto de Toro de la Bodega Estancia de Piedra. El vino, Piedra Selección, con 18 meses de crianza en barrica.
El color rojo cereza con reflejos rubí, da sensación de juventud. En nariz sobresale la fruta madura sobre los torrefactos, aunque la intensidad de aroma es baja. En cuanto a la boca, el vino algo ácido y astringente, donde vuelve a notarse la fruta y se acentúa la sensación de las especias. El paso es en boca es cálido y ligero.
Decir que este pequeño y modesto análisis sensorial de estos vinos es mio. Ni creo ni quiero que creaís que es correcto, pero si que son mis impresiones.
4 comentarios:
el mento esta riquisimo, menudo pedos me he agarrado con el jajajaj
Yo no había tenido el gusto de probarle hasta ayer. Una grata sorpresa fue.
Asi se torea ruben, digo se cata
Regaliz, plátano, manzana verde... parece una cata de gominolas ésto! A ver si vamos de un vez al bar ese nuevo de los vinos.
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