Ahí estaba, frente a la pantalla del ordenador. Laura se acaba de ir de una manera tan repentina como inusual. Yo me desperté de forma brusca al escuchar la puerta cerrarse, no me dió tiempo ni ha preguntar donde iba.
Ahora, intentaba reaccionar ante lo que tenía frente a mi. No entendía nada. Era como si derrepente no la conociera, como si hubiese estado conviviendo con una desconocida.
Mi mundo se venía abajo, pero ni me imaginaba que lo peor estaría por llegar.
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